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Un retrato especial

Estos días he estado trabajando en un retrato muy especial: el de mi sobrina.

Empecé con la vida, tomándola como modelo, dejándome guiar por su presencia y sus rasgos. Continué con la ayuda de una fotografía posada para poder seguir trabajando con calma y concentración.

La pintura encarna mi exploración personal del color: no utilizo el blanco ni el negro, ni siquiera tonos naturales. Prefiero construir luces y sombras mediante matices y contrastes que reflejan mi lenguaje expresivo.

Pinté poco a poco, día tras día, hasta que hoy terminé el retrato. Verlo terminado me llena de satisfacción y me da energía renovada para continuar mi camino artístico.

Para mí, cada obra es un paso en mi crecimiento, un diálogo entre lo que veo y lo que siento, entre la realidad y mi interpretación personal. Este retrato, en particular, encarna el afecto, la investigación y la pasión: un verdadero encuentro entre el arte y la vida.

 
 
 

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